Amante Eledin Parraguez Lizana
Selección de poemas
DIGO MAÑANA DE ALGÚN MODO
(de Digo mañana de algún modo, 1981)
Fui condenado a la sentencia
De nacer,
Y a cumplir el sueño perpetuo
De la vida;
Ahora estoy cumpliendo mi cadena,
Libremente levanto mi poema,
Para alumbrar el rincón donde busco
Lo que tengo que hacer
Sobre la tierra.
Fui condenado a la alegría más
Larga, y a la faena más dura:
Que haga de la hierba una flor,
Que haga de la piedra
Una esperanza.;
Que haga del árbol una historia.
Por eso nombro calles y polvo,
Por eso pongo perros y niños,
por eso cuando es amargo
Lo llamo dulce,
Por eso digo mañana de
algún modo.
PARA LOS OSCUROS
(De Digo mañana de algún modo,1981)
Quisiera que mi mano fuera de todos
y de cualquiera,
aunque esos tantos estén lejos,
y ese cualquiera esté perdido.
Quisiera que mi mano tuviera alas,
en la mañana y en la noche,
para volar hacia los perdidos
o para huir si me persiguen los vivos.
Quisiera entregar mi mano
a todos los oscuros
que nacieron del fondo de los cerros
a esos que saben cuando empieza el día,
pero no saben cuando termina.
Quisiera que mi mano se hiciera lluvia
y que cayera donde viven los ojos apagados.
En ese lugar podría florecer mi esperanza,
Allí, estoy seguro,
encontraría pan y sal para mi viajes.
En la secreta hora
(de Incierta travesía, 2006)
En la secreta hora
Cuando arribo y nadie me ve llegar
Y me encuentro con mi ser
Donde el mundo se termina y todo es nada.
En esta hora única te recuerdo.
Cuando ya soy un ala en este inmenso hueco,
Cuando me encuentro en esta cavidad
Y sólo me queda el peso de mi alma:
Ahí te veo,
El único resplandor sobre todo el cielo,
O la única llama sobre la tierra.
Sin cerraduras en mi puerta,
Sin límites sobre mis ojos,
Sin peso en mis pasos, ni llagas en mis manos:
En la secreta hora te recuerdo.
Nunca he sabido
Si un día estuviste conmigo;
Si fuiste algún pájaro o un ángel.
No sé a dónde vas,
Ni hasta cuando durará tu brillo en mis ojos,
Pero te recuerdo.
Estoy contigo aunque no lo sepas,
Revoloteo tu sueño y no lo perturbo.
Mi alma es un ave invisible,
Mi deseo,
Un ángel transparente.
Algún día contigo,
Nuestras secretas horas serán una
Y trenzaremos nuestro abrazo.
A nuestro beso caerán los espacios desconocidos:
Serán señal de otros mundos.-
El clon
(de El único lugar, 2003)
La vida es incierta
Nada es seguro pero todo es posible al mismo tiempo
¿Quién sabe si es el Sol el que brilla
O es un recuerdo que nos hace vivir?
¿Quién sabe a ciencia cierta
en qué punto del espacio estamos?
¿Quién sabe si venimos o vamos de vuelta?
Nada es seguro, todo es incierto.
Estén alertas, que este viaje es una ilusión
No somos nosotros los que vamos en este carro
Los de abrigo y paraguas, las de cartera y tacón
Son nuestras almas pasajeras
Que suben a nuestro cuerpo
Y se asoman apenas a nuestros ojos
Para no ser descubiertas.
Señores pasajeros
No somos causa ni efecto
Ni tampoco estímulo y respuesta.
Somos torbellino, círculo en erupción.
A cien años luz somos vacío.
En el instante somos inciertos.
Estén alertas que los que estamos aquí
No somos nosotros
Sino el recuerdo de nuestra vida interior.
Yo no soy el mismo que el que les habla.
Como dijo Patón, soy una sombra.
Mi voz viene de lejos
Y el que les habla es mi clon.
LA MONTAÑA
(de Peñalolén nacido de las profundidades,1996)
La montaña crece enamorada.
Se ha enamorado de los ojos amantes
y no los deja perdidos como bolitas de cristal.
Se los prende en su pecho;
los abraza y les pone sus colores.
La montaña crece con la fuerza de los ojos.
Mientras más la miran mis ojos, más crece,
entonces más anchas se hacen mis pupilas.
Aquellos ojos que no ven la roca ni la dejan entrar
no aman los misterios del cielo.
Aquellos ojos que no vuelan a sus alturas, nada anidan.
Todo sube a lo celeste.
¿A quién lo le crecen alas en la cima de los Andes?
La montaña sube por mis ojos,
como una enredadera envuelve mis espinas
y las convierte en un jardín.
El que no ama el aparente movimiento
el sueño de las piedras, la fuerza de la roca;
el agua subterránea, las raíces invisibles
no puede florecer.
El que no sabe amar,
no tendrá nunca una montaña en sus ojos.
PEÑALOLÉN XI
(de Peñalolén nacido de las profundidades, 1996)
Cuando tengo hambre
La Luna es una sopaipilla.
En algunas esquinas se amasa la vida
Y se transforma
En la circunferencia perfecta
Desde donde
El Sol de las saciedades no escapa.
El hambre devora ese espacio trigado:
Sus dientes quedan marcados
En la curva perfecta de sus confines.
¡Ay…! ¿A dónde viene a parar el grano,
La semilla del bien fundida en la hostia salada;
El peso del sudor,
La herida de la tierra?
En algunas esquinas se levantan los altares,
Donde la Luna crece una y otra vez
Y cae a los sartenes y a las ollas ignorantes:
Emerge de aceite turbulento,
Con un nuevo traje y a la espera,
Que bajen de la micro los hambrientos,
Para hacerlos reír y volver al mundo.


Junto al río
(de A orillas del río Mapocho, 2013)
Donde vivía cuando niño
No tenía nombre.
Se llamaba orilla del río
Y tenía un rostro plomizo
Duro como las piedras:
Sin mañana en la rueda de la pobreza
Donde los hermanos heredan los zapatos
Y los golpes que reciben sus hermanos.
Eso era cuando mi madre
Soñaba en su jardín
Y pintaba con su sangre cada flor.
Todas tenían nombre
Menos el lugar donde vivíamos.
Se llamaba población junto al río
Separados de los otros
Detrás de sus portones.
No tenía sitio mi casa
Sólo un horizonte en la orilla del río.
El agua era el hilo que nos ataba.
Serpenteaba nuestra vida
Sin rumbo en el torrente:
Era mi infancia sin nombre junto al río.
Esta poesía
(de El dulce encanto de leer el mundo, 2015)
No tiene nombre
ni se clasifica ni examina,
hablo de ella porque no tiene voz,
ni casa, ni seguro vitalicio.
Es del aire.
No tiene aviso ni vitrinas
no aparece en los desfiles,
pasa desapercibida silenciosa
casi sin manchas ni sombra.
Es del espacio abierto.
No es mía
como todas las cosas que se compran.
No estalla de los grandes volcanes,
pero brota de mis grietas,
las que aparecieron como heridas
pero son surcos
simplemente se escurre por ellos,
parece un soplo.
Ella,
invisible
no tiene lugar en los escenarios,
ni tiene escaño en los salones
ni diplomas ni medallas.
Indigente,
paga entrada a las grandes ferias
y si transita
va sin maquillaje, y no se toma selfies
ni firma autógrafos.
Ella es silenciosa,
trabaja en su fábrica de ladrillos
hechos de su arcilla
para hacer el camino de todos.

Esclavitud
(de De cuello y corbata, 2017)
Indigna cadena de nacimiento
en la cabeza
en toda persona que nace al margen.
Al pobre de letras
de escuela, de libros, de voz , de palabras.
Se la impone a su vida
y la arrastra larga, lejos
hasta su muerte.
Ese Tiempo pasó
llegó la libertad
la post-modernidad
aquella cadena sigue apegada
al mismo de nacimiento.
Pero llegó la libertad
y la convirtió en dignas esclavitud
en esfuerzo en sacrificio.
Nadie me la impone
me levanto temprano y con ella me visto
me queda bien elegante a la moda.
Me miro al espejo
he alcanzado el éxito.
Tengo varias tarjetas de crédito
aquella indigna cadena del pasado
nadie me la impone
yo mismo la elijo
como una joya, como anillo al dedo
que pago a largo plazo, hasta la muerte.
Aquella indigna esclavitud quedó atrás
cambió de nombre y de traje.
Ahora soy libre y tengo derecho.
elijo mi esclavitud y pago
con tarjeta de crédito a largo plazo.

Autorretraro
(Poema inédito)
Lo dibujo, lo pinto, lo escribo
pareciera que lo borro cada vez
por eso no tengo nombre ni sobrenombre
y ningún letrero me señala
como si fuera un camino sin salida.
En los espejos a mi alrededor
no tengo talla ni sombra
para encontrarme miro de dónde vengo
qué surcos se dibujan en mi frente
y las huellas tras mis pasos.
Para saber mi nombre
escucho con qué canto de pájaro
se confunden mis latidos.
Para saber quién soy, miro con quién converso
y a quién hablo cuando estoy solo.
Escucho sin interrupción que nadie me llama
hasta el silencio no sabe mi nombre
tengo que presentarme como materia oscura.
No sé a quién recurrir para reconocerme
alguna marca en la mejilla, inclinación del bigote
o signo entre ceja y ceja.
Entonces me vierto en algún vacío
un pozo seco o un río sin cauce
como el que tiene un marco sin fotografía.
A esos espacios recurro, ya que no tengo un nombre
a muros desteñidos, álbumes estampillas
boletas o deudas vencidas
en último caso a la Fe de Bautismo.
A esas ruinas recurro para encontrar algún vestigio
y pueda delinear mi perfil de poeta
así tal vez alguien me reconozca cuando cruzo la esquina.